Lo sé, lo sé, hace
demasiado tiempo que no paso por aquí.
Y hay mucho y muy bueno
que contar.
El verano les ha sentado
muy bien a mis chicos; realmente puedo decir sin temor a equivocarme que esta
novela es la que más se ha vendido de todas las que he escrito.
Y tiene guasa la cosa
porque no es, ni de lejos, la mejor.
Spain is
different.
Pero tampoco quiero dramatizar.
La novela tiene su encanto —más allá de la portada— y se lee con facilidad; es
amena, sigue conservando mi estilo y tiene esa chispa que tanto andan (andamos)
buscando los lectores.
Pero yo he venido hoy aquí
para hablaros de las presentaciones que hicimos (yo nunca organizo sola estos
saraos) de la novela tanto en Barcelona como en Madrid.
No os voy a engañar, yo
y las presentaciones (hablar en público básicamente) nos llevamos fatal desde
la noche de los tiempos.
Las pocas presentaciones
anteriores a estas últimas fueron un DESASTRE, así, con Mayúsculas.
Así que cuando me
propusieron una presentación en Barcelona, casi me pongo a temblar. Pero como
sabía que estaba en buenas manos y en mejor compañía, pues me lancé.
Porque, oye, lo que no
se intenta ya es un fracaso per se.
Y bueno, ¿qué quieres
que te diga?
Multitudinaria no fue,
pero sí entrañable, divertida, espontánea y muy, muy reconfortante.
Incluso me presté a un
juego muy divertido del que salí (creo yo) bastante airosa, por más que construir
una historia, en frío, sin preparación previa, oralmente, y delante de un
público atento, fue un auténtico desafío.
Cualquiera se olvida de
Lolita y Santiago Segura, ¿verdad, chicas? (risas).
Porque cuando estás con Buena
Gente todo sale rodado, por más improvisado que sea: sin guion, sin esquemas,
sin nada premeditado… Y de repente, las palabras salen solas… Más o menos como
cuando escribo.
A mediados de
septiembre, y vistas las (buenas) ventas de la novela, me decidí a hacer otra
presentación en Madrid. Sinceramente, negarse no era una opción porque si la
novela es más castiza que el bocata de calamares… No podía no hacerla.
Y si la de Barcelona fue
como la seda, la de Madrid fue… Uff, me temo que se me fue la pinza… Pero en el
buen sentido. Y eso que estaba de un griposo que daba miedo.
Diría que solté más
spoilers de los que hubiera querido o debido soltar.
Hablé mucho de la
portada —me tiraron de la lengua, que yo no quería—, ergo hablé del muso… Que
tampoco quería, pero… Ángel es Ángel, y cuando tienes ese cuerpazo y esos ojos,
es inevitable ser el centro de atención (guiño).
También hablamos de las
cosas que siempre salen a relucir en estas ocasiones, que si tengo manías/neuras
a la hora de escribir, que por qué he optado por Amazon en lugar de por la
edición tradicional, que si vivo o no obsesionada por las ventas y las
buenas/malas críticas. Hablamos de Mónica, claro; y de Nuria, y de Richie. Y
por supuesto de Adrian.
Y sí, tengo que
explicarlo porque esto es muy divertido:
Cuando escribo tengo un
guion claro, pero siempre flexible y dispuesto a aceptar cambios e
improvisaciones de última hora.
Mientras iba como loca
escribiendo el último capítulo —un par de escenas que me quedaban pendientes—, en
el último diálogo entre Lola-Nuria-Adrian, una cosa llevó a la otra y me
encontré de repente haciendo referencia al pueblo/ciudad madrileño/a de
Torrejón de Ardoz… No sé, mira, me dio por ese lugar y no por otro.
Y lo divertido viene
porque una de las autoras asistentes al evento es de allí.
Cuando me lo comentó
casi me descojono de la risa, en plan «Estas-cosas-solo-me-pasan-a-mí.»
Sobre todo porque esos
pequeños detalles siempre, siempre, son improvisados y nunca figuran en ningún
esquema previo (como la canción Perfidia en
el capítulo 18), salen sobre la marcha y son imprevisibles como una servidora.
Hicieron fotos; no
estaba en mi mejor momento para selfies
(si es que alguna vez lo estoy), pero como autora de la obra en cuestión no
podía negarme.
Y sé que va a sonar a
tópico, pero realmente es en estas ocasiones cuando ves que la gente te quiere
más de lo que tú pensabas.
Porque no fuimos muchas
pero sí muy bien avenidas.
Hubo un ambiente de
calidez y espontaneidad muy envidiable.
Quizás otros autores
tengan más poder de convocatoria y sus presentaciones sean mucho más
multitudinarias, pero dudo mucho que haya el cariño que hubo en mis
presentaciones de Barcelona y Madrid.
Dudo mucho que cuenten
con las «hadas madrinas» que yo tuve:
Nuria Pazos y Mª Jesús
Valls en Barcelona. Y Ángela Drei en Madrid.
Dudo mucho que rían como
yo reí.
Y que se sientan tan
queridos y arropados como yo me sentí.
Yo he ido a
presentaciones «multitudinarias». Recuerdo una que me pareció casi, casi, un
concierto de Justin Bieber por el ambiente de histeria femenina que se vivió.
Entre nosotros, sentí
vergüenza ajena y me sentí en plan: «¿Qué coño hago yo aquí?»
Prefiero esas
presentaciones con pocos pero Buenos amigos; esas donde tu voz se escucha, ya
seas asistente o ponente, y donde las risas se contagian y vienen sin enlatar.
Odio las multitudes; no
es agorafobia ni me considero asocial, pero soy de las que prefieren lo poco
bueno porque lo mucho cansa. Y en cantidades de gente, ocurre lo mismo.
Resumiendo: Xperiencia
100% positiva.
Me quedo con lo mejor,
como siempre: con los besos, los abrazos y las risas.
Me quedo con la
sensación de triunfo.
Me quedo con la Gente
que vale la pena.
Y sí, habrá presentación
de LAR, no sé cuándo, no sé dónde, pero la habrá.
Casi me atrevo a decir
que le he perdido el miedo a hablar en público.
Sabía que me había
enrollado demasiado…
Nos vemos pronto.
Besos.
Nota: Para los que no
pudisteis asistir a la presentación de Madrid por cualquier motivo, en la librería La Sombra podéis encontrar el
libro si lo queréis.
Niña, cómo me hubiera gustado haberte acompañado en Madrid. Pero como bien dices,tuviste a tu lado a gente estupenda, que es lo importante. Sabes que me alegran tus triunfos y que te quiero. Achuchones!!
ResponderEliminarNieves
Gracias por tu cariño y por estar ahí como el primer día. Besos.
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